sábado, 14 de junio de 2008

Joyas pasadas: Kurushi

Hay videojuegos que son indescriptibles, la verdad, a la par que divertidos. Las rarezas suelen pasar desapercibidas, la mayoría de ellas, sorprendentemente, guardan una grandísima calidad, aunque luego sufren diferente suerte. La joya que hoy pienso rememorar pues salió en los inicios de la PlayStation. Su nombre es Kurushi.

La carátula del videojuego ya de por sí es enigmática y oscura, como el color del fondo de los escenarios. En ella, pues se puede observar incluso cuándo se empezó a desarrollar el proyecto, el 9 de abril del 1995... de esto hace ya 13 años. Y el disco... bueno, el disco de por sí era curiosete. Todo bastante raro...

Su mecánica era bien sencilla. Eras un hombrecito llamado Elliot atrapado en un escenario de cuadrados limitado, y un conjunto de ellos se abalanzan hacia ti. Antes de que toquen el suelo, puedes destruirlo si señalas el cuadradito que van a pisar. Hay tres tipos de bloques, los normales (del color del suelo), los negros (si rompes uno, te quitan una fila de escenario, es decir, te irás quedando con menos y menos y, por lo tanto, menos radio de acción) y el verde que, si lo rompes, dejan una estela verdosa en el suelo que puedes activar para destruir los bloques que hayan adyacentes a él... Al final del todo, te da tu I.Q.

Después de explicar la mecánica... pues, tocan las impresiones. Como habréis podido intuir por la explicación, es un juego del género de los puzzles. Kurushi consigue crear un ambiente silencioso, escucharás cómo los bloques se van moviendo, cómo vas perdiendo trozos de escenario conforme la vas pifiando, los pasos de tu personaje.

Te pone en tensión, sobre todo cuando te viene un conjunto de bloques que te parecen de resolución fácil, y luego te das cuenta de que... no, la has terminado liando, y ya... pues... Game over prácticamente o la siguiente oleada te viene encima, ya con nulo margen de error. Sabes que lo puedes hacer mejor tras perder esa partida, y que todo lo malo que ha pasado es culpa tuya y solo tuya... y ahí echas otra. Kurushi conseguía retarte entre el eco de los pasos de tu hombrecito y el sonido de cuando empieza a quebrarse tu escenario.

En Japón fue un juego de bastante éxito. Aquí en Europa, la verdad, no fue una bomba de relojería. Pero hay que pensar que tampoco pretendía serlo, al igual que tampoco quería ser la bomba gráfica del momento. Es de esos juegos misteriosos que se presentan en la estantería de tu tienda de videojuegos, esperando a que alguien se atreva a desmarañar sus secretos...

2 comentarios:

Yohishi dijo...

Interesante, pero a mi este tipo de juegos no me molan xD
Yo soy de: RPG, Lucha y Plataformas y despues otras cositas punzantes de todos los generos.

Anónimo dijo...

Que juego más raro xD tampoco es de nuestro estilo... y Sony tampoco nos mola